Alrededor de 150 trabajadores del Poder Judicial que instalaron un plantón a las afueras del Senado de la República, desde hace cuatro días, se mantienen con la esperanza de que el próximo martes finalmente se imponga la razón y no se apruebe la reforma constitucional que obliga la elección de jueces, magistrados y ministros a través del voto popular, entre otras medidas que restan fuerza al Poder Judicial.

«La verdad, tengo esperanza todavía en el buen corazón de los mexicanos; esto es inconstitucional y los principales afectados son los más vulnerables», dijo Gladiola Henríquez Cedillo, procedente de Tampico, Tamaulipas.

«Hay que tener paciencia y esperanza en que nuestros senadores recapaciten su voto y logremos que no se aprueben en esos términos», dijo David Calderón, de Monterrey, Nuevo León.

Entrevistados luego de que las comisiones de Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos del Senado de la República aprobaron en lo general y lo particular el dictamen de la reforma al Poder Judicial, los manifestantes aseguraron que se mantendrán acampando sobre Paseo de la Reforma hasta el próximo martes o hasta el miércoles, cuando está previsto que el pleno analice y apruebe o rechace las medidas impulsadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

«Era de esperarse; era el resultado que estábamos esperando, porque la mayoría del Senado está representada por Morena; sin embargo, tenemos toda la confianza y la fe depositada en los 43 senadores de la oposición que votarán en lo general el próximo martes», dijo Ramiro Torres, del Juzgado Primero de Distrito de Morelia, Michoacán.

Para otros, no había otro camino que se aprobara en los términos que dicta el presidente, porque muchos se han creído años de maltrato hacia el Poder Judicial.

Gladiola Henríquez, trabajadora del PJF, de Tampico, Tamaulipas, considera que «si todas las mañanas, durante seis años, están diciendo que somos personas corruptas, que somos personas flojas, por decirlo de una forma educada, ese es el resultado que personas que no se informan realmente de lo que está en esta reforma constitucional piensan que el enemigo somos nosotros».

Mientras pasan las horas, en su mayoría abogados que se desempeñan como secretarios de tribunal y de juzgado, actuarios judiciales, oficiales y auxiliares administrativos, conductores y trabajadores sociales, pasan el tiempo en sillas a las afueras de casas de campaña; otros manifestantes se instalaron bajo dos carpas en donde preparan alimentos que distribuyen en varias mesas para que los tomen quienes pernoctan desde el 3 de septiembre.

«Es cooperación de todos, de los circuitos, de la Corte, de jueces, magistrados, de la gente que viene, nos traen donativos; los propios compañeros que están aquí son donaciones», explicó Leticia Osornio Pérez, trabajadora de la Suprema Corte de Justicia, mientras colocaba unas tapas de pan en una torta.

«Como hemos recibido tanto apoyo y hemos estado muy unidos, no hemos pensado en que no se va a aprobar; entonces, me parece que esto, al contrario, ha unido muchísimo al Poder Judicial, y aparte, ya se nos unió el Poder Judicial de la Ciudad de México; entonces, eso le ha dado una efervescencia al movimiento muy grande; estamos muy contentos de ver tanto apoyo, y si se llegara a aprobar la reforma, yo creo que eso seguiría».

Otros trabajadores consideran que esta unión sentará un precedente en las que un ejército de abogados estará buscando las diferentes formas legales y judiciales a nivel internacional para enfrentar las decisiones unilaterales del Poder Ejecutivo.

«Hay acciones desde la Corte Interamericana; se va a ver si se hacen amparos contra las acciones de constitucionalidad; encontramos algunos mecanismos como la ONU, que también ya tiene los ojos puestos en México», dijo Manuel Peñafiel, quien labora en el juzgado tercero de distrito en el estado de Morelos.

Al final, independientemente de si se aprueba o rechaza el dictamen y si los abogados buscan mecanismos, el solo hecho de estar haciendo algo por la República los deja satisfechos.

“No sé hasta dónde nos va a llegar, pero no nos vamos a quedar con la conciencia intranquila de que hubiera dicho: ‘Si hubiera gritado, si hubiera salido a la calle’, de esto nos vamos a acordar, y yo puedo ver a mis hijos y decirles: ‘Yo estuve ahí, yo estuve luchando por México y por la democracia’”, dijo este abogado.