El expresidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que elimina la mayoría de las sanciones económicas impuestas a Siria, en un intento por reincorporar al país al sistema financiero internacional y facilitar la inversión de naciones vecinas. Sin embargo, se mantienen las sanciones dirigidas al expresidente Bashar al Assad, su familia, altos funcionarios y aquellos acusados de violaciones a derechos humanos o tráfico de drogas.

La decisión también pone fin a la emergencia nacional declarada en 2004 por la ocupación siria en Líbano y a cinco órdenes ejecutivas posteriores, aunque deja intactas las medidas estipuladas en la llamada Ley César, que penaliza a quienes apoyen al régimen sirio en sectores clave como defensa, inteligencia o infraestructura. Estas sanciones sólo podrían eliminarse mediante una acción legislativa.

Funcionarios del Departamento del Tesoro confirmaron que siguen vigentes las restricciones contra grupos terroristas y el comercio del Captagon, droga que ha sido vinculada con redes delictivas sirias. A pesar del acercamiento entre Trump y el líder interino sirio Ahmed al-Sharaa, Estados Unidos aún considera a Siria un Estado patrocinador del terrorismo, y el Departamento de Estado anunció que revisará esta designación próximamente.