Las nuevas restricciones migratorias impulsadas por la administración del expresidente Donald Trump han generado un clima de incertidumbre para miles de estudiantes internacionales en Estados Unidos, particularmente aquellos inscritos en el programa de Formación Práctica Opcional (OPT).

Este programa, que permite a graduados con visa F-1 trabajar hasta tres años en el país, ha sido una vía fundamental para adquirir experiencia profesional y, en muchos casos, obtener una visa laboral H-1B. Actualmente, alrededor de 240 mil personas participan en el OPT.

Sin embargo, recientes declaraciones de Joseph Edlow, nominado para encabezar el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE. UU. (USCIS), sugieren que el gobierno busca eliminar la autorización laboral posgraduación para estudiantes internacionales, lo que ha provocado alarma en el sector educativo.

Estudiantes como Bob Zeng, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y Yurong Jiang, de la Universidad de Harvard, han expresado su preocupación ante la posibilidad de perder oportunidades laborales y se plantean trasladarse a Europa o regresar a sus países de origen.

Organizaciones académicas y universidades han advertido que estas políticas podrían desincentivar la llegada de talento internacional, debilitando la posición de Estados Unidos como destino líder en educación superior y desarrollo científico.

A ello se suma una serie de revisiones por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y amenazas de revocación de visas, particularmente dirigidas a estudiantes de nacionalidad china. Muchos jóvenes se encuentran ahora en un limbo migratorio, sin empleo y con un futuro incierto en el país.